El Ocejón, uno de los picos más icónicos de la provincia de Guadalajara, si
no el que más, enclavado además junto a los conocidos pueblos de la
arquitectura negra. Una zona que siempre me apeteció conocer y una carrera que
tenía en mente hacía años.
Este año me enteré de las inscripciones y me apunté rápidamente (dorsal 3),
el finde me cuadraba y me permitía estar a comer en Madrid el domingo si fuese
necesario. Además intenté coger una noche por la zona para terminar la carrera
y no tenerme que volver de inmediato, pero la verdad es que no es fácil, poca
oferta hotelera por la zona, sí de casas rurales, pero son de alquiler completo
o te exigen un mínimo de 2 noches. Finalmente opté por ir y volver en el día.
El sábado a mediodía nos
desplazamos a la zona Pedro (Skivo) y yo, Mapi se borró a última hora por otros
compromisos familiares. El viaje son cerca de 2 horas desde Madrid. Poco
después de sobrepasar Guadalajara vas viendo a lo lejos el Ocejón, desde el sur
aparece solitario, y como muy puntiagudo, según te acercas lo vas dejando al
este y se aprecia una pequeña sierra, aunque pertenece a la sierra de Ayllón.
Ya en Robleluengo, lugar de
salida y meta, se ve una buena mole, no va a ser un paseo, el desnivel está
cerca de los 1000 m.
Robleluengo es un pueblo pequeño, la protagonista de la zona es la pizarra,
es un sitio agradable. Cogemos el dorsal y nos tomamos una cerveza en el
chiringuito de la plaza, el cielo está despejado y tenemos en torno a 30º
cuando llegamos sobre las 15:45.
Nos encontramos a unos cuantos conocidos, Toñi Romero y compañía, Manu, y
el FFDR Bounce (Pablo). Pese al calor he decidido salir sin agua, fiándome de
los avituallamientos, tampoco tengo barritas ni geles ni sales (en este caso ha
sido por olvido), de lo único que me he acordado ha sido de llevar crema
protectora, y ha sido porque me lo dijo Mapi.
CON PEDRO Y PABLO |
A las 5 se daba la salida, una vuelta de 1 km. por el pueblo pasando de
nuevo por línea de salida y hacia Majaelrayo, que está a unos 2 km.
prácticamente a la misma altitud. Desde Majaelrayo aún seguimos un rato a
nivel, hasta casi el km. 6, para desde allí empezar a subir poco a poco dejando
a nuestra derecha la cumbre. Hasta ese momento el calor se nota mucho, sobre
todo que aún no se está acostumbrado a correr con esas temperaturas.
Sobre el km. 11, a poco más de
media subida llegamos a Peña Bernardo, allí último avituallamiento antes de la
subida definitiva al Ocejón, hasta allí he ido junto a Pedro. La primera parte
es una subida con bastante pendiente, y he de hacer un par de para ditas a
tomar aire, después viene un buen tramo sin apenas desnivel, con algún trozo
bastante pedregoso, antes de acometer los últimos metros de nuevo un poco más
fuertes. Al menos por allí no se nota calor, corre algo más el aire. Pedro se
me ha ido, mejor dicho, yo me he quedado, tal y como me sucedió en el último
tramo de “tres refugios” me quedo sin fuelle y he de subir muy despacio y
parando, es para lo que estoy ha día de hoy.
Corono el Ocejón, buenas vistas
aunque no me paro mucho a apreciarlas, bebo un poco de agua, hay
avituallamiento allí, un vasito y sin abusar, pero hay que dejar para los que
aún quedan por llegar, llevarla hasta allí no debe ser fácil.
Toca deshacer camino hasta Peña
Bernardo, los tramos pedregosos con cuidado. En Peña Bernardo volvemos a tener
el mismo avituallamiento que a la ida, bueno…. el mismo no, ya no queda agua y
es el avituallamiento más importante, tienen cerveza y me puedo permitir beber
medio vasito.
A partir de ahí casi todo bajada,
pese al cansancio el cuerpo cae solo, al menos hasta casi Majaelrayo, agua poca
y de nuevo se empieza a notar calor. Un poco antes de Majaelrayo cruzamos un
riachuelo, allí bebemos un poco de agua del río, fresquita, buenísima. En
Majaelrayo último avituallamiento antes de meta.
Llegada a Robleluengo, buen
ambiente y tiempo final de casi 3h15’, en meta me espera Pedro con un poco de
cerveza fría, buenísima.
Como resumen, la carrera es
durilla, independientemente que a mí se me atragantase algún tramo por mi forma
actual, pero es bonita y bien organizada (única pega el avituallamiento
comentado con falta de agua). Bajo mi punto de vista dadas las fechas en las
que se corre creo que sería mejor hacerla el domingo por la mañana.
Tras esta carrera saco una
conclusión clara, dentro de casi 20 días en Zumaia tendré bastante complicado
completar el Flyschtrail, al menos en tiempo, y aunque aún falta estaré una
semana de vacas, pero en fin, disfrutaremos de la compañía, el txacoli y los
pintxos, será por carreras.