Maratón
du Beaujolais, para aquellos que no lo sepáis (yo me incluyo entre los que no
habían oído ese nombre antes de conocer la carrera) es el nombre de una región
vinícola situada al norte de la ciudad de Lyon, y cuya capital es Villefranche-sur-Saone.
De este maratón tuve conocimiento hace años cuando me lo indicó poco después de
terminar el del Medoc Ramón Galdrán, me lo anoté.
Después
de las dos ediciones disputadas del Medoc y la Beer lovers’ nos inscribimos a
esta, esto fue para la edición de 2020, por los ya consabidos temas pandémicos
la edición fue anulada y pospuesta a este 2021 en las mismas fechas otoñales.
Con nosotros se apuntaron Julián y Chelo, habituales en algunos viajes
nuestros, sería su tercer maratón de este tipo. Se trata de una carrera donde
se va disfrazado (no es obligatorio) y en los avituallamientos ofrecen vino.
Los disfraces, confeccionados por Chelo, son los de los Picapiedra, Pedro,
Pablo, Vilma y Betty, yo voy de Pablo Mármol.
El
viernes por la mañana temprano vuelo a Lyon, a día de hoy son baratos, y allí
mismo desde el aeropuerto teníamos la opción de ir hasta Lyon y coger un tren
hasta Villefranche (está a unos 30 km. al norte), como éramos 4 decidimos coger
un taxi y fuimos en él directamente hasta Villefranche-sur-Saone, el taxi nos
dejó a la puerta de nuestro hotel, The Liberty’s. Hotel económico, el único
barato cercano a la carrera. Pocos días antes del viaje me di cuenta que el
hotel tenía un pub en su planta inferior. Tras las dudas los comentarios
indicaban que en las habitaciones no se oía el bullicio y que no había
problemas. Y efectivamente así fue, las dos habitaciones que nos tocaron y que
daban a un patio interior, eran más bien pequeñas y sencillas, pero más que
suficientes y pudimos descansar bien. Aparte la ventaja de tener un pub abajo
donde tomar café, unas cervezas, incluso comer. La otra ventaja era que estaba
a apenas 500 m. de meta y a menos de 300 m. de la estación de tren para cuando
nos fuéramos.
Lo primero que hicimos nada más llegar el viernes a media mañana fue instalarnos en el hotel, tomarnos unas cervezas en el pub y desplazarnos hasta la feria del corredor. Único inconveniente del hotel, quedaba a unos 2,5 kms de esta, pero no se puede tener todo. Paseíto a la feria para recoger el dorsal y la camiseta que daban, teníamos que hacerlo el viernes, el sábado era el día de carrera y no se podía.
En la feria ya pudimos comenzar a saborear algunos vinos, y obtener información de otras carreras francesas. Pasamos un buen rato allí. A la entrada tuvimos que mostrar el certificado COVID y nos pusieron una pulsera que nos serviría también al día siguiente para coger el autobús y entrar en el pabellón antes de la carrera.
GILBERT DANTZER ES YA UN VIEJO CONOCIDO DE ESTAS MARATONES |
El resto del día paseo por el centro del pueblo (37000 habitantes) y algunas cervecitas en el pub, para acostarnos calentitos por dentro. Por fuera hacía frío.
El
sábado quedo a las 6:30 de la mañana con Julián y Chelo, la carrera es lineal,
hay que desplazarse en el autobús de la organización a Fleurie, pueblo donde
comienza la carrera, que terminará en el centro de Villefranche. Mapi no puede
venir ya que no nos puede seguir de ninguna manera, la carrera discurre por
caminos y carreteras comarcales cerradas al tráfico, nos esperará en meta. A
esas horas tenemos que ir andando hasta el lugar de salida de los autobuses, la
feria del corredor, no se ve apenas a nadie por la calle y hace bastante frío.
Llevo puesta una camiseta térmica, el disfraz, un cortavientos y un plástico,
un buff fuerte en el cuello y un gorro.
Según
llegamos aparece el ambiente, un montón de autobuses (que salían de 6:30 a
7:15), música y bastante gente esperando. Subimos a un autobús sobre las 7
previa presentación de la pulsera para desplazarnos a Fleurie. Dentro del
autobús las medidas COVID se relajaban bastante y había gente sin mascarilla.
ESPERANDO EL AUTOBÚS A FLEURIE |
Cerca de las 8 llegamos a Fleurie, charanga y un pasillo con las banderas de los países que tienen representación.
Hace frío (en torno a 2-3º C) y hay niebla. Nos dirigimos a un pabellón cubierto, pero antes de entrar están asando carne y ofreciendo vino, que mejor manera de entrar en calor, además está muy rica.
CALENTANDO.... EL ESTÓMAGO |
Una vez en el interior del pabellón, ya con más calorcito, también hay varias mesas, una con vino y diversos embutidos, otra con dulces, barritas y fruta, y otra con café, leche… allí tenemos que esperar casi una hora, dejamos las cosas en una bolsa para que nos la lleven a meta y yo me tomo unos cuantos vinitos, por esto de ir entrando en faena.
Según
se acerca las 9 nos desplazamos fuera del pabellón, ya únicamente con el
disfraz, unos manguitos y un buff más fino, con bastante frío.
A las
9 en punto se da la salida a la colorida caravana de corredores (unos 1500). En
un resumen rápido es una carrera más tranquila que la del Medoc, que tiene
muchísimos más corredores, pero tiene algo menos de ambiente.
RECORRIDO DE CARRERA |
Los primeros 2 o 3 kms son los más rápidos, sin avituallamientos y en ligero descenso por una carretera, una rápida manera de ir entrando en calor. Llegamos a un primer avituallamiento, pone “degustation” y allí sólo dan agua, mmmm. Por suerte en adelante ya todos los avituallamientos dispondrán de vino, queso, salchichón y jamón de York, aparte de fruta, agua por supuesto, y más cosas. Curiosamente la carrera mide su distancia, pero cada vez que ponían “degustation 500 m.” el avituallamiento estaba apoco más de 100-200 m.
Cada avituallamiento es poco más que una fiesta, se atraviesan bodegas, chateaux, en muchos de ellos hay grupos de música. El Beaujolais no está mal, se bebe bien, y en todos los avituallamientos como algo. En el tercer avituallamiento más o menos nos dan el famoso vino caliente, con sabor a canela, que fuerte y que bueno, de tan caliente que está que el propio vapor que emana te hace toser según lo bebes, pero tan calentito da gusto.
El frío se ha ido pasando, tan sólo en la primera parada noté el sudor frío, sin embargo hubo varias paradas en el interior de bodegas en las que al volver a salir al exterior se notaba frío. Ha habido tramos donde en apenas un par de kms había hasta 3 avituallamientos.
Pasamos el km. 17 en Cercié en 2h13’, la media maratón en Charentay en 3h04’. En este punto ya vamos acompañados de los mismos grupos, y con ellos solemos bailotear en los avituallamientos.
El km.
30 en Arnas lo pasamos en 4h20’. En ese punto yo ya noto mucho las piernas, no
estoy preparado para un maratón, y es qué pese al carácter festivo de la
carrera, los 42,2 km. hay que hacerlos. Durante 6 o 7 kms camino en carrera, a
ritmo muy rápido pero caminando, llego al avituallamiento de turno cojo el vino
y me lo llevo caminando, así me adelanto un poco a Chelo y Julián, más adelante
me cogen y se adelantan un poco ellos, en el siguiente avituallamiento volvemos
a coincidir.
Llegamos al km. 34 aproximadamente, vamos ya más solos en carrera, pero en un punto se nos unen los de la media maratón, han salido del mismo Villefranche y terminarán con nosotros, obviamente con 14 km. que llevan nos van pasando sin problema, son bastantes y van igualmente disfrazados.
He
recuperado un poco las piernas y los últimos kms puedo correr de nuevo, me
adelanto un poco a mis compañeros y llego al km. 40,5 más o menos, en la recta
de entrada a Villefranche les espero aprovechando que habrá en torno a 10 o más
casetas de degustación seguidas, cada una de una bodega diferente, como va a
ser demasiado tiempo parar en todas decidimos una sí y otra no, y aprovechamos
que dan carne a la plancha recién hecha.
El
último km y medio ya embocas la calle principal del pueblo, ligeramente
descendente, pasada la catedral, a apenas 500 m. de meta nos espera Mapi, que
nos da la bandera de España.
Dos
giros a la derecha y entramos en la recta de meta, cruzando en 6h20’28”, hemos
conseguido bajar el tiempo del Medoc (por 5’). El tiempo máximo que permitían
era de 7 horas. El trofeo no es una medalla en sí, sino una especia de
catavinos con el logo del maratón. Se nos une Mapi para poder fotografiarnos los 4 disfrazados, algo que no habíamos podido hacer antes.
Todavía
antes de volver al hotel nos da tiempo a tomar unos vinos en las casetas que
hay por allí, dicen que también hay que hidratarse después.
Francia
es, después de España, el país donde más he corrido, 6 maratones y 2 maratones
de montaña. Este es mi 64º maratón. El próximo, si la pandemia no lo impide
debería ser el de Nantes ya en 2022, con la inscripción de 2020.
Después del maratón pasamos un par de días viendo la ciudad de Lyon, nos vinieron bien para las piernas los largos paseos por la ciudad.
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6 comentarios:
Joder, ahora si que me has puesto los dientes largos y la duda... ¿Beaujolais o Medoc?
El tiempo es lo de menos, lo importante disfrutar , eso si,,,,, con 42km en las piernas
la del comentario soy Paloma , que aparezco como desconocida jajajajajaj
Ramón, no hay duda posible, los dos.
OK Paloma, muchas gracias y un beso.
Yonhey, eres mi héroe. Gran corredor y gran persona. Admiró tu filosofía, un abrazo. Ya te quedan menos para los 100 aunque las patas ya pesan. Enhorabuena
Muchas gracias, no sé quien eres. Los 100 llegarán cuando tengan que llegar, y si no tampoco pasa nada, lo importante es disfrutarlo.
Un saludo
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