
Al día siguiente fui con Crusti a la exigua feria del corredor a recoger chip y dorsal, encontrandonos con Runnerstone y otro compañero (habían ido corriendo ambos). Tras la feria comenzó el rosario de cervezas con Crusti, primero al sol en una terraza leyendo plácidamente el periódico, luego con Mirobriga que se pasó a saludar y tomar algo. Inmediatamente después a tomar unos pinchos al barrio viejo con Runnerstone y Alberto, justo antes de compartir una opípara comida con Crusti en el restaurante Txokolo.
Tras la comida vino la siesta en el albergue, y después más de lo mismo. Primero pudimos saludar a Santi Palillo, que estaba por la zona y después tomar unas cervezas con Sideuvol y su familia (encantadores). Para terminar la jornada cena a base de pinchos, cervezas, vinos y algún pacharán por el barrio viejo, de ahí al albergue a saludar a los “RDB” y a dormir con los otros cuatro compañeros ajenos de habitación.
PERFIL DE CARRERA


A las 11:09 salió nuestro cajón, el rojo, lluvia que no paró durante los 20 km. Comienzo ligeramente rápido que poco apoco fue decayendo a medida que Crusti iba bajando sus prestaciones, en ese momento acabé de decidirme por acompañarle y disfrutar tranquilamente de la carrera. En el km. 6 empezó la subida a Gaintxurizketa, la esperaba más fuerte, pero tranquilamente la pasamos. A partir de ahí una serie de cuestas arriba-abajo (tipo rompepiernas) pero con perfil claramente descendente para bajar casi a nivel del mar. El ritmo era ya lento, sucesivamente nos pasaban oleadas de corredores que habían salido más tarde en otros cajones. Así llegamos al km. 16, inicio de la subida al alto de Miracruz, esta era más dura que la anterior y Crusti se me quedaba, avancé despacio a mi ritmo y le esperé arriba. Las pulsaciones hasta ese momento raramente habían superado las 130 ppm.
Del km. 17 al final ya fue cuesta abajo y dejarse llevar, aumentamos el ritmo y llegamos a la zona del Kursaal, donde desgraciadamente pudimos ver como atendían al corredor que mas tarde moriría.
Llegada a meta con un tiempo de 1h49’43”, muy contento de haber disfrutado de la mejor carrera en lo que a animación y ambiente se refiere (también estaban los que gritaban por los presos vascos). A pesar de la lluvia hubo muchísima gente a lo largo de todo el recorrido animando, incluso haciéndolo llamándome por mi nombre (escrito en el dorsal).
Para terminar, y tras un lavado en la zona de duchas de la Concha, fuimos a comer a un restaurante del barrio viejo con todos los RDB, tras la cual volvimos a Madrid en el microbús.
