
El sábado llegamos Santi y yo y nos dió tiempo de recoger el dorsal y tomar algo antes de cenar en el restaurante "Ultreia", donde estábamos solos pero cenamos bien.
Santo Domingo de la Calzada es un bonito pueblo con una zona antigua bastante agradable, donde destaca su catedral y la plaza de España.

A las 11:30 daba comienzo la carrera junto al imponente monasterio de Santa María la Real. La carrera discurre mayoritariamente por pistas, con un poco de asfalto en los primeros kms, siempre con la vista de la sierra de Ezcaray. Se pasa por los pueblos de Azofra y Cirueña.
Si por la mañana había estado lloviendo hasta pasadas las 10:30, después paró para no volver a llover, y la temperatura era ideal para correr.
Así comencé la carrera, que lo hace con una larga y durilla cuesta, para después seguir por unos cuantos toboganes. Mis piernas dejaron claro desde el principio que no se habían recuperado aún del tute de Espadán, estaban bastante cansadas y la rodilla dió un par de avisos, con lo que cogí un ritmo tranquilo.
En el km. 17 se llegaba a un pequeño alto y aparecía Santo Domingo de la Calzada, en adelante todo cuesta abajo o llano, alguna ligera molestia tras una fuerte bajada en la que me había lanzado, y que me hizo frenar de nuevo, pero los dos últimos kms llegué bien y rápido para entrar en la Plaza de España, en línea de meta, en 1h50'25" de tiempo neto.
Tras una duchita en el hotel (la hospedería cisterciense, con unas muy amables monjas), pudimos degustar el aperitivo de la organización, y para terminar una buena comida con Santi a la que se añadió nuestro compañero Juan Ortiz.